Cuando estás estresado, tu cuerpo libera sustancias químicas llamadas hormonas, mismas que te ponen en alerta y pueden elevar tu presión arterial, tu frecuencia cardíaca y tus niveles de azúcar en la sangre.
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, existen diferentes tipos de estrés, es decir, puede ser a corto o largo plazo. Desafortunadamente, el estrés que dura largos períodos puede dañar tu salud.
Entre ellos destacan los siguientes:
- Estrés de rutina debido a las demandas del trabajo, la escuela, las necesidades familiares, los problemas económicos y otras presiones diarias que no terminan.
- Estrés por cambios repentinos y difíciles, como divorcio, enfermedad, pérdida del trabajo u otros acontecimientos poco felices que a menudo tienen un impacto prolongado.
- Estrés traumático, que puede ocurrir cuando estás en peligro de sufrir un daño grave o la muerte. Ejemplo de ello es un accidente grave, una guerra, una inundación, un terremoto u otro evento aterrador. Este tipo de estrés puede causar un problema de larga duración llamado trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Recomendaciones:
- Haz ejercicio con regularidad.
- Realiza actividades relajantes.
- Duerme lo suficiente todas las noches.
- Evita tomar demasiada cafeína.
- Si es necesario, pide el apoyo de tu familia o amigos. No temas en acercarte a un profesional de la salud mental. Recuerda que una buena asesoría puede mejorar tu calidad de vida.
Artículo: CLIKISalud.